CAPÍTULO CINCO: parte 3
Mientras bajaban las escaleras, ninguno
de los dos decía una palabra. El bullicio del edificio llenaba el
silencio que desde que habían salido de la habitación se había
impuesto entre ellos. Apenas era posible distinguir alguna
conversación en particular, pero si sobresalían las palabras “Mina”
y “desconocido” por encima del resto. Álex no sabía a lo que se
iba a enfrentar una vez que llegase allí abajo. Se imaginaba que su
recibimiento no sería para nada agradable; se imaginaba como todo el
mundo se abalanzaba sobre él para intentar acabar el trabajo de
antes. Tenía la esperanza de que sus pensamientos no se cumplieran,
pero en aquella situación no se podía asegurar nada.
La mente de Álex trabajaba a un ritmo
desenfrenado. Analizaba todas las posibles situaciones y la mejor
manera de salir lo más indemne posible. Su nerviosismo era evidente,
y Mina lo notó.
-Cuando acabemos de cenar, vete a la
habitación y descansa, mañana te encontrarás mejor. Has vivido
mucho en muy poco tiempo, y nadie, por mucho que se crea preparado o
esté entrenado, puede resistir algo como lo que te ha pasado a ti.-
Mina pronunció las palabras con dulzura, pero se dejaba entrever un
tono de autoridad, por lo que Álex sólo pudo asentir y decirle que
así lo haría.
Llegaron al bar, y se hizo el silencio.
Ninguno de los presentes apartaba la mirada de ellos. Las miradas
dirigidas a Mina eran de una cierta agresividad, pero no eran pocos
los que la miraban con respeto, guardando la distancia. Se notaba que
a pesar de su juventud, se había ganado el derecho a estar allí y a
que la tratasen como una mujer de pleno derecho, Álex supuso que
ella había ayudado a muchos de los que allí estaban presentes. Sin
embargo, la gente no compartía los mismos sentimientos hacia Álex.
Se notaba una tensión que lentamente iba en aumento. Álex vio como
los miedos que había tenido mientras bajaba por las escaleras iban
cobrando forma. Decidió que lo más inteligente sería no decir
nada. Avanzaron hasta la barra. Álex empezaba a echar de menos el
arma que había dejado en la habitación.
-Llegáis a tiempo para la cena, no
tardaremos en servirla.