CAPITULO CINCO: parte 2
RECUERDOS
La bañera empezó a
llenarse, y Álex se recostó en ella. El agua la iba llenando
lentamente y al contacto con las heridas que tenía repartidas por
todo su cuerpo, sentía un dolor agradable. Sus músculos empezaron
a relajarse y poco a poco fue respirando más hondo. El vapor
comenzaba a llenar aquella habitación y cerró los ojos. Únicamente
se escuchaba el agua correr. Era un sonido que le relajaba aun más
si cabe. Demasiadas experiencias vividas en muy poco tiempo.
Aun guardaba parte de la
ira y la desesperación que había sentido en el momento en el que se
dio cuenta que había sido traicionado; el dolor que le hacían las
esposas mientras le conducían hacia los muelles, los golpes, los
cadáveres... todas esas imágenes estaban latentes dentro de su ser
y hacían que apretase los dientes de la frustración. Abrió los
ojos. Suspiró. Cerró el grifo y el rumor cesó.
No quería martirizarse
más recordando en ese momento la vorágine de acontecimientos que le
habían llevado a convertirse en un fugitivo a ojos del gobierno, un
fugitivo que sería cazado sin ninguna piedad y sin el más mínimo
remordimiento. Sus viejos camaradas habían dejado de serlo, la gente
en la que había depositado su confianza ya no estaba allí para
ayudarle, ni lo estaría. Cualquiera de su anterior vida ahora sería
un enemigo y más le valía estar preparado para poder apretar el
gatillo en caso de que tuviera que hacerlo. Esa frase dibujó en su
mente el momento en que Mina le había salvado la vida y cómo más
tarde se habían fundido ambos en un beso tan apasionado.
-¿Por qué?.- se
preguntó en voz alta esperando no obtener respuesta, ¿Por qué lo
ha hecho?, ¿Por qué me he dejado llevar?,¿Qué es lo que siento?
En verdad no estaba
seguro de la respuesta, ni tampoco estaba seguro de si la quería
saber. Tenía miedo de que lo que había sentido no fuese más que
una atracción meramente sexual, una vía de satisfacer sus
necesidades; ¿Por qué tenía miedo de que fuera así?; la respuesta
era obvia, ella le gustaba. Sonrió. Sólo se habían besado y ya le
gustaba. Sus temores volvieron redoblados; no quería que fuese tan
simple, no quería que fuese únicamente un sentimiento meramente
físico, quería algo más; era la primera persona que le había
mostrado cariño en muchísimo tiempo y quería estar seguro de sus
sentimientos y de los de ella.
El agua empezaba a
enfriarse, y el ya se encontraba muchísimo mejor. Apenas le dolían
las heridas, y los músculos ya no los sentía tan pesados y
magullados; pero aun así sabía que no estaba en muy buen estado.
Necesitaría descanso si quería volver a salir a las calles.
Reuniendo fuerzas, se
incorporó. Miró a su alrededor. La habitación estaba iluminada por
una tenue luz proveniente de una lámpara situada justo encima de la
bañera, era una pequeña lámpara de araña anclada firmemente al
techo. La luz mostraba un escaso mobiliario repartido por la
habitación. No había mas que un lavabo,encima,un espejo, el cual
no era muy grande; un taburete sobre el que descansaban un par de
toallas y completando el conjunto, un espejo de cuerpo completo que
estaba justo en la puerta. La bañera se encontraba en el centro de
la sala.
Salió de ella y cogió
una de las toallas, era lo suficientemente grande para cubrirle desde
la cintura hasta las rodillas. Se acercó a la puerta y antes de
abrirla, decidió mirarse al espejo. Secó el vapor condensado en el
espejo, y cuando retiró la mano se observó detenidamente.
Tenía un aspecto cansado
y un par de heridas, que antes no tenía, se repartían por todo su
pecho; pero por lo demás no había empeorado demasiado. Los músculos
de sus brazos se marcaban, así como sus pectorales. Nunca había
destacado por ser un deportista de élite, pero siempre se había
mantenido en forma. Su imagen le alegró, a pesar de todo estaba de
una pieza y detrás de la puerta le estaría esperando Mina. La abrió
y le recibió una claridad que le hizo entrecerrar los ojos.
Rápidamente se
acostumbró, salió de la habitación y cerro la puerta tras de sí.
Mina se encontraba tumbada en la cama, llevando únicamente puesto un
conjunto de lencería que dejaba poco a la imaginación. Ella se
incorporó, con una sonrisa en los labios. Él se acercó devolviendo
la sonrisa, y se sentó al borde de la cama. Ella se acercó a él y
empezó a acariciarle la espalda. Ambos se miraron y volvieron a
besarse como antes. Cerraron los ojos, querían sentir más allá que
con sus cinco sentidos comunes. Sus lenguas jugueteaban con frenesí.
Sus manos recorrían sus cuerpos, procurando no dejar sin acariciar
ni un solo centímetro. Álex la fue recostando sobre la cama y el se
quedó encima. Poco a poco fueron calmando la ola de lujuria que les
había poseído y Álex, en la posición en la que estaba, separó
sus labios de los de Mina.
Intentó articular las
palabras que necesitaba, pero no fue capaz. Lo único que salió de
su boca fue un balbuceo nervioso, al que Mina respondió con una
pequeña carcajada. Álex se sonrojó y se puso a un lado.
-¿Qué sucede?,. Mina le
preguntó girándose hacia él.-¿No te gusto?- Esto último lo dijo
con una mirada picarona.
-No es eso.-él apartaba
la vista.
-¿Entones?- ella ahora
estaba intrigada.-¿Por qué ese cambio repentino?.
-Mientras estaba en la
bañera le he estado dando vueltas a lo que sentí cuando nos dimos
el primer beso, y lo que quiero sentir. Estamos en un burdel, en una
habitación, tu me has recibido completamente desnuda y lo primero
que has hecho ha sido lanzarte a mis labios y yo me he dejado llevar.
No quiero que esto sea para ti otro trabajo, uno más en tu lista.
Mina, me gustas, y se que suena estúpido; apenas nos acabamos de
conocer y ya te estoy diciendo esto. Sin embargo, es así. Quizá sea
el subidón de endorfinas que me has provocado o quizá sea verdad
que siento algo, pero ahora mismo no estoy seguro de nada, y no
quiero tomar una decisión de la que después me pueda arrepentir.
La carcajada fue
tremenda, Álex la miró inquisitivo.
Ella se secó las
lágrimas, le sonrió y le dijo:
-No soy una prostituta..-
ahora si que Álex estaba confundido y antes de que pudiese decir
nada, Mina continuó.- Este edificio no es más que una tapadera para
poder llevar a cabo las labores de la resistencia. Es a la vez piso
franco y hogar de unas cuantas familias y quedan un par de
habitaciones libres para que algunas chicas lleven a cabo el negocio.
Así es como pasamos desapercibidos a los ojos del gobierno.
-¿Y recibes a todas las
personas desnuda y besándolas?.- El tono de Álex esta vez fue menos
serio.
Ella sonrió- No, sólo a
los que me salvan la vida y no me han parecido feos.
-Así que es eso,
simplemente te gusta mi cuerpo.
-No he tenido ocasión de
conocerte más en profundidad, y en los tiempos que corren, es bueno
tener a alguien con quien compartir calor y pasión.
-Y yo que me había hecho
falsas ilusiones...
-No tienen por qué ser
falsas. No sé si lo recuerdas, pero no es la primera vez que nos
vemos.
Álex estaba
completamente confundido, esas palabras de Mina le habían dejado
completamente descolocado. Empezó a hacer memoria, pero por más que
lo intentaba no la reconoció en ninguno de sus recuerdos. Ella se
levantó y fue hacia el armario, lo abrió y sacó un pequeño
joyero. Dentro de él guardaba únicamente una cadena de lo que
parecía ser oro. En la cadena había un pequeño broche que se
abría. Dentro había una pequeña foto.
-Estas somos mi hermana y
yo, hace unos cuantos años..- En la foto aparecían ella y otra
chica. Apenas tendrían 13 años. Álex miró la foto fijamente y
abrió los ojos. Reconoció a las chicas.
-Veo que ya lo
recuerdas.- dijo guardándolo todo de nuevo en el armario.- El
conflicto acababa de estallar, y ya se habían realizado los primeros
desahucios. En mi casa éramos conscientes de que tarde o temprano
nos iba a tocar, así que decidimos hacer las maletas e irnos antes
de que pudiese pasarnos algo, pero lo planeamos tarde. Aquel mismo
día aparecisteis en la calle. Salimos al soportal y os vimos,
intentamos correr en dirección contraria, pero al girar la esquina,
ahí estabas tú con tu uniforme de cadete junto a tu escuadra.
Recuerdo que estaba aterrorizada, y no sólo yo, toda la familia lo
estaba. Uno de tus compañeros sacó su arma y nos apuntó y tu le
sujetaste la mano y le dijiste que no lo hiciese. Pero él apretó el
gatillo y acabó con la vida de mis padres. Recuerdo tu cara de
horror al ver lo que había hecho y de como te pusiste en medio para
evitar que mi hermana y yo fuésemos blanco de sus disparos. Gracias
a ti estamos vivas. Te reconocí cuando me salvaste la vida hace ya
unas horas, eras tú, y volvió a mi mente lo que hiciste por mi.
El recuerdo de aquel día
volvió a la mente de Álex. Se culpaba de aquel hecho, de no haber
sido capaz de haber protegido a aquella familia; pero más lo hacía
por el hecho de que al cabo de un tiempo, todos aquellos actos
represivos se convirtieron en su rutina, y la llevaba a cabo de la
mejor manera posible, siempre desde el punto de vista del gobierno.
Mina le sacó de su
trance.-Álex, me gustas, hiciste aquello porque pensabas que era lo
correcto y demostraste lo que de verdad te importa. Por eso me he
lanzado a ti. Por eso te he ayudado a desnudarte y a llevarte hacia
la bañera, por eso estás aquí en mi cama, medio desnudo hablando
conmigo. Nos gustamos y no hay nada de malo en ello; pero si la
pregunta que te haces es si lo que siento es amor, la respuesta es
no, y creo que tu tampoco.
Le dio un beso, esta vez
en la mejilla y le abrazó. Álex respiró hondo, y la abrazó a su
vez.
-El mundo es un pañuelo.-
dijo.- No te he dado las gracias por lo de antes, lo de salvarme la
vida e invitarme a subir a tu habitación.
-Tu me la has salvado ya
dos veces, la que debería agradecértelo sería yo.
Se separaron, y
sonrieron. Se levantaron de la cama y empezaron a vestirse, Mina sacó
del armario ropa para ambos. Ella se puso un vestido corto, ligero. A
él le dio una camisa y unos pantalones muy parecidos a los que había
llevado.
-Es ropa militar, ¿De
donde la has sacado?
-Ya te dije que este
edificio era un piso franco, es el uniforme con el que trabaja la
resistencia.
-Apenas llevo unos días
al otro lado de la línea y ya formo parte de la resistencia, no está
nada mal.
-¿Quién ha dicho que
formes parte?, es simplemente la ropa que usan, no quiere decir que
por llevarla formas parte de ellos, el hábito no hace al monje.
-En cualquier caso, si me
ven por las calles, soy hombre muerto, así que si voy a morir, por
lo menos que sea con un motivo. ¿Dónde me puedo alistar?.- La
conversación había tenido durante todo ese momento un cariz alegre.
Ambos se habían sincerado y habían descubierto que se conocían de
un hecho anterior al incidente del burdel, aunque por desgracia no
fue un hecho agradable de recordar.
-Abajo, en la barra del
bar, pregúntale al camarero, él es quien te puede dar todas las
indicaciones para poder llegar al lugar donde se esconden.
-¿Y no me puedes llevar
tu?
-Yo no soy de la
resistencia, simplemente les ayudo si traen aquí algún herido o si
necesitan alimentos, pero no participo en las acciones directas
contra el régimen.
Mientras Álex se acababa
de poner las botas, Mina se acercó y le entregó una pistola y un
par de cargadores.
-Los necesitaras si
pretendes durar más de unas horas fuera de esta casa, ten cuidado,
porque la munición escasea.
-Gracias, lo tendré en
cuenta.
Eran cerca de las nueve
de la tarde, el sol empezaba a ponerse en el horizonte de la ciudad,
y poco a poco se iban encendiendo las farolas que habían sobrevivido
al constante desgaste de los combates.
-La cena ya debe estar a
punto, es hora de bajar y que te relaciones con la gente, y esta vez,
espero que no armes tanto jaleo.
-No fui yo... fueron
ellos, ellos empezaron, yo sólo continué.-Álex encogió los
hombros a modo de escusa.
-Si, seguro.- La sonrisa
de Mina reflejaba que aquello no era más que un juego.- Anda, vamos
bajando que si no, no quedará nada, y me apuesto lo que quieras a
que te mueres de hambre.
Aquello era cierto, Álex
estaba hambriento, no había probado bocado desde su breve encuentro
con Harald, el hombre que le había salvado la vida en el muelle.
-Ganarías sin duda
alguna esa apuesta.-Dijo sonriendo.
Mina salió primero y
Álex cerró la puerta. Ambos bajaron hacia el bar donde hacía unas
horas, habían sido el centro de atención.
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